viernes, 9 de septiembre de 2011

Aprendiendo de los "fracasos"


































Encabezando esta entrada puedes ver dos propuestas que presenté ante un encargo de realizar una cubierta para el libro "El lector de cadáveres" del autor Antonio Garrido.

Cuando recibí el encargo se me hizo llegar, como es habitual, un pequeño resumen del libro y un informe de lectura. Me dieron también algunas indicaciones sobre que tipo de ilustración se buscaba. Es una novela de misterio y crímenes en la China antigua y se quería que la ilustración tuviera una gráfica que reflejara ese ambiente. Comencé a trabajar en este encargo con muchas ganas y realmente me siento satisfecho del resultado. Me consta que la persona que, desde la editorial, me encargó esta ilustración, después de que hiciéramos algunos ajustes quedó satisfecha del resultado y me llegó a trasmitir la impresión favorable de algunos responsables de la editorial. Sin embargo la ilustración que lleva finalmente este título no es ninguna de estas, sino otra realizada por otro estudio,... y considero que es una portada estupenda.

Quiero aclarar que desde el principio se me informó que había otro estudio trabajando en la misma cubierta y siempre hubo una comunicación honesta con la editorial. También aclarar que el trabajo se pagó como boceto. Todo correcto. Sin embargo experimenté cierto sentimiento de frustración porque realmente tenía ganas de ver esta cubierta en las librerías. Pienso que puede ser una buena novela y  será un título con una gran difusión.

Mi interés al comenzar esta entrada y utilizar este caso concreto como punto de partida es compartir algunas ideas sobre como sobrellevar los fracasos, tropiezos, o como consideremos llamarlos: realizamos un trabajo, ponemos en el nuestro mejor esfuerzo y, a pesar de ello, algún aspecto que no está en nuestra mano, que escapa a nuestro control da al traste con nuestro trabajo. Las variables son tantas que en ocasiones parecería que desde recibir un encargo, realizarlo y llegar a cobrar lo presupuestado y en un tiempo razonable hay tantos pasos, que debemos ir dando en el orden y el momento preciso, que casi es un milagro que lleguemos a su finalización de manera exitosa.